19 marzo 2013

The angels of darkness - 4

Cuando llegué a casa me di cuenta de que no me apetecía quedarme encerrada, con mi madre y mi hermano mayor pululando a mi alrededor. Así que cogí de nuevo el coche y me dirigí a la mansión, pero no sin antes llenar mi mochila de dulces y refrescos, tantos que a cualquiera le hubiesen durado una semana.

Aparqué en la parte posterior y me adentre en ella hasta el salón principal, donde aun se podían apreciar los daños que causó la pelea. Pataleé los trozos destrozados de una silla, arrinconándolos en una esquina mugrienta. Algún día tendríamos que recoger esa basura, pero tenia claro que no sería yo sola.
Miré a mi alrededor y solo vi polvo, algunas ventanas con cristales rotos, envoltorios de golosinas, botellas de cristal, manchas de sangre en la alfombra...
Y el espejo de la pared opuesta, que en su incansable lucha por hacernos ver la realidad, reflejaba la decadencia de la humanidad, la soledad y el rechazo de un mundo corrompido por la avaricia y la frialdad de mi antigua especie.
Suspiré, dejé caer la mochila al suelo, levantando una nube de polvo, y me decidí a investigar el resto de la mansión.

Siempre había querido saber si habían mas muebles antiguos, aparte de los del salón, o que mas cosas se habían olvidado allí. Había una zona en la que me apetecía, especialmente, husmear: la buhardilla. Allí siempre habían guardados los trastos mas antiguos, los que aparentemente no son mas que un estorbo pero que, a la vez, son los mas alucinantes.

Empecé a subir por la gran escalinata de la entrada que daba a la segunda planta. Los peldaños, ya muy envejecidos, crujieron bajo mis pies quejándose del paso de los años y la falta de cariño. Hice oídos sordos y enfilé la segunda escalera, con mas cuidado y lentitud a medida que me acercaba a la siniestra puerta de la buhardilla.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero, de pies a cabeza, y el vello se me erizó al posar la mano en el gélido pomo, y entonces me di cuenta de que no estaba cubierto de esa gruesa capa de polvo que lo bañaba todo. No me había fijado en si los peldaños de las escaleras habían sido pisados con anterioridad, pero cualquiera de mis compañeros podía haber dado una vuelta como yo, acabando en ese lugar.
No tenia gracia investigar donde otros ya habían hecho de las suyas pero ya que había subido, decidí entrar igualmente, y lo que encontré allí no era lo que esperaba.

Parecía sacado de una película de miedo sangrienta.
La sala había sido despejada, acumulando todos los objetos en el fondo y posteriormente cubiertos con sabanas amarillentas. También habían cubierto el suelo con bolsas de basura, abiertas y unidas entre si con cinta adhesiva, y en el centro se encontraba una gran mesa de madera maciza, con un bulto cubierto con una raída manta de punto color granate.
No sé que se me pasó por la cabeza para acabar acercándome a ella, coger con sumo cuidado una esquina de la manta, que estaba algo húmeda, y levantarla. Solo sé que al hacerlo me encontré con la escena mas gore que jamás he visto.

Con la mente a mil revoluciones, retrocedí de espaldas, a trompicones, sin poder apartar la mirada pero deseando hacerlo, hasta chocar con la pared. Solté un grito, ahogado por mis manos, pero entonces me di cuenta de que las yemas de los dedos con los que había levantado la manta estaban manchados de sangre y grite aun mas fuerte, esta vez intentando limpiar mi mano con el pantalón.
A pesar de estar acostumbrada a ver la sangre, no lo estaba a la brutal agresividad que se había empleado al llevar a cabo ese macabro acto.

Empecé a hiperventilar, necesitaba huir de ese lugar, salir a un espacio abierto, cerrar los ojos y que el viento se llevara todos los recuerdos que había creado ese maldito día.









P.D.: Espero que la 4ª parte este a la altura de vuestras expectativas y que os deje con ganas de leer mas. Tambien os dejo el link de una canción que me ha encantado, no es de las mejores de "nightwish", musicalmente hablando, pero la letra me ha impresionado.
http://www.youtube.com/watch?v=GxCnwX01OfE&feature=share&list=PL2B05B9EE62799188
Hasta la proxima noche!!

17 marzo 2013

The angels of darkness - 3

Esa mañana despertamos en una impoluta habitación de hospital. No soportaba el olor a enfermos, desinfectante, comida sana baja en sal, café malo de maquina... Tampoco el sonido de las enfermeras trasteando en sus carrítos, correteando pasillo arriba y pasillo a bajo, ni el de los enfermos quejándose de sus dolencias, sus toses, las visitas... Aaagh... En definitiva no soportaba los hospitales, aun peor, los odiaba.
Gracias a la estúpida pelea de la noche anterior, Bloody tenia dos costillas rotas, el labio inferior partido en tres y, en su cuerpo, empezaban a emerger una infinidad de moratones. Para rematarlo los médicos querían asegurarse de que no tuviera nada mas grabe, y eso solo podía significar una cosa: una noche mas en aquel asqueroso hospitalucho de un pueblo que se encontraba en el culo del mundo.
Demon se despertó mientras yo intentaba recuperar mi brazo, ya que él lo había apresado durante toda la noche para utilizarlo de almohada. Nos había tocado dormir en el incomodo "sofá-cama", pero por como me había dejado la espalda en una sola noche, estaba claro que ese mueble no valía para ninguna de las dos cosas.

- ¿Que hora es? - dijo algo desorientado.

- Hummm... - miré a mi alrededor en busca de algún reloj o algo que me pudiese indicar de un modo aproximado en que punto del día nos encontrábamos. - No tengo ni idea. ¿Que tal has dormido? ¿Te ha ido bien mi brazo? Porque yo me he despertado como si, en vez de Bloody, fuera yo la hospitalizada por culpa de una paliza...

- ¡A mi no me han dado una paliza, que quede claro! - protesto Bloody entre muecas de dolor.

- Ya... bueno, no me apetece discutir sobre esto ahora, solo quiero irme a casa y dormir cómoda aunque sean cinco minutos. Oye, Demon, ¿te molestaría mucho si no me quedase esta noche? Al fin y al cabo sois pareja, ¿no?

Reinó el silencio en la habitación, ninguno de mis compañeros de banda negó la conclusión a la que había llegado, así que cogí mis cosas y me largué. Oí sus pasos tras de mí durante todo el trayecto pero no me alcanzó hasta que estubimos en el párquin del hospital. Mientras intentaba que arrancara el viejo coche vi asomar la cabeza de Demon por la ventanilla del copiloto, la había dejado abierta para que el coche se resfrescase, ya que allí dentro hacia treinta grados como mínimo.

- ¿Puedo sentarme y hablamos? - al ver que no tenia intención de contestarle siguió diciendo - Escucha, se que entre nosotros hubo algo... pero de eso ya hace mucho tiempo. Pensaba que entenderías que no me mantuviese a distancia de las chicas eternamente porque tu siguieses formando parte de mi vida... aunque de otro modo.

- Mira, me importa una mierda con quien salgas o te líes... o lo que sea que hagas con Bloody. Se que lo que pasó entre nosotros es cosa del pasado. ¡Tranquilo, no estoy enamorada en secreto de ti! Que te den Erik. - dije con toda la rabia del mundo y entonces conseguí poner en marcha el coche, salir de allí, dejándole plantado con la palabra en la boca.










P.D.: Aquí tenéis la tercera parte que os había prometido, es un poco dramática pero tengo escusa: son las cuatro de la madrugada y estoy que me caigo del sueño, pero como me sentía inspirada no quería parar. Además no se cuando podré volver a escribir, tal vez mañana o tal vez dentro de una semana... así que mejor acabar hoy  :) 
Muchos mordiscos a todos, hasta la próxima.

16 marzo 2013

The angels of darkness - 2

El sol ya se había escondido y la luna estaba ausente, mientras las estrellas la relevaban una noche mas, mostrando el sendero que conducía a la, ya familiar, mansión.
Nos encontrábamos en el gran salón, envueltos de viejos muebles de raída tapicería clásica y madera carcomida, echados en la vieja y polvorienta alfombra persa. Bloody tenia la cabeza apoyada en el vientre de Demon, con el rostro manchado de sangre del mismo. Ella se lamió la comisura de los labios y dijo:

- ¿Que os parece una visita al club?

- ¿Que pasa, Bloody, no soy suficiente hombre para ti?

- ¡¿Pero que dices?! Sabes que tu sabor me encanta pero no puedo tomar de ti tanto como desearía.

- Ultimamente bebes demasiado, ¿que tal si pruebas a contenerte durante un par de días? ¡En vez de solo nosotros! -dije yo a modo de protesta.

Hacía un par de semanas que la única que probaba la sangre era ella a pesar de que todos nos moríamos de ganas de tomar aunque fuese un sorbo.
Yo empezaba a sentir el mono de sangre. Cuando mi madre se había cortado haciendo la cena tres noches atrás, me tuve que obligar a salir de la habitación para no ir corriendo a lamerle el dedo. Además, empezaba a ver a mis mascotas desde otro punto de vista mas... comestible.
No probábamos la sangre pero tampoco parábamos de verla por culpa de Bloody. No era justo, o todos, o ninguno.

- ¿De que te quejas? Sois vosotros quienes decidisteis intentar aminorar la marcha, yo estoy contenta con la cantidad de sangre que tomo, no intento cambiar como soy... pero vosotros si. No tengo porque hacer lo mismo. Somos un grupo, no una sola persona.

- Nunca aprenderás. - dijo secamente Lestat.

- ¿Que quieres decir con eso, eh!? ¡Jamas dices nada excepto cuando deberías mantener esa bocaza cerrada! ¡Maldito fantasma!

Bloody se levanto de un revuelo y se echo encima de él, atacándolo con garras y dientes, como una fiera salvaje que se siente acorralada.
Ese día descubrimos que Lestat era un experto luchador, pero de ninguna modalidad determinada, atacaba y dejaba fuera de combate del modo mas ruin y sucio que jamas había visto. Esos brazos que segundos antes habían parecido flacuchos y sin musculatura suficiente para levantar siquiera el bajo que tocaban, se veían mortíferos, capaces de inmovilizar y estrangular al mas bravo de los tigres.
Ella no tenia nada que hacer contra su rival. Bloody era mas bien pequeña y, a pesar de que los músculos de todo su cuerpo destacaban bajo la paliducha piel, no ocupaba ni la midad que él.
Mientras él intentaba dejarla cao o apresarla entre sus larguiruchos dedos, ella saltaba a su espalda agarrándose del rubio pelo del chico, arañándole la cara, pataleandole los riñones y el estomago.

Tras destrozar algunos muebles y perder mechones de pelo y trozos de sus vestimentas, Lestat le asestó, a Bloody, un certero puñetazo en la caja torácica y esta se desplomo en el suelo gimiendo de dolor, con la respiración entrecortada y una mueca de agonía en su rostro.
El chico, orgulloso de si mismo, miro con total seriedad a su abatida contrincante, cogió el estuche en el que se encontraba su bajo y se fue, pero no sin antes decir:

- Que paséis una buena  noche... en el hospital.

Y solo entonces se permitió mostrar un amago de sonrisa en ese frío rostro que, durante toda la pelea, había mantenido la compostura.








P.D.: Se que hace siglos que colgué la primera parte pero he estado super ocupada estos dos últimos años. Además, tengo un libro más abanzado entre manos y estoy deseando acabarlo, así que mi tiempo libre lo utilizo para finalizarlo. Os prometo que hoy mismo me pongo manos a la obra con la continuación de esta segunda parte.
Espero que os guste. Hasta la próxima y muchos mordiscos para todos.

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