26 julio 2013

The angels of darkness - 5

Baje las escaleras corriendo como alma que lleva el diablo, resbalando y cayendo de culo repetidas veces, sin saber muy bien lo que hacia.
Lo único que ocupaba la totalidad de mi mente eran las horribles imágenes de vísceras rebosando por un inerte y maltrecho cuerpo sin cabeza, sin rostro, sin propietario. El olor a podredumbre, que era incapaz de sacarme de la nariz y la garganta, casi lo podía saborear. Y jamas podría olvidar los gusanos devorando los restos de lo que fue una persona.
El terror invadía y manipulaba todo mi cuerpo, había perdido todo atisbo de control de la mente y no era consciente de nada mas que los recuerdos.

Salí por la puerta principal, corrí con todas mis fuerzas por el bosque posterior de la mansión hasta que tropecé y caí de bruces al suelo, llenándome la boca de hojas secas y tierra. Una vez sentada, escupí lo que tenia en la boca y me restregué la manga por la lengua, enfadada le di una patada al suelo que hizo que algo de tierra entrase en mis ojos. Solo cuando al fin pude ver algo, fui consciente de que ya estaba al aire libre y que a pesar de que el viento corría y me revolvía el pelo furiosamente, las perturbadoras imagenes no desaparecían.
Maldije para mis adentros haber curioseado en esa macabra habitación, desee con todas mis fuerza no haber entrado jamas en la mansión, soñé con una vida en la que no conocía a Bloody, ni a Demon, ni a Lestat, una vida en la que no tenia conocimientos de la hematofagia. Fantasee por unos instantes con la idea de ser una chica normal, de esas que solo se preocupan por su perfecta familia, de su pelo, de sacar las mejores notas de la clase y de ese chico mayor tan guapo. Pero mi vida no se parecía en absoluto a esa, no conocía a mi padre, mi pelo siempre era un desastre, hacia tiempo que no estudiaba y mis relaciones amorosas estaban extintas desde que lo había dejado con Daemon meses atrás.

Salí de mi ensimismamiento, alcé la vista y me di cuenta que no tenia ni idea de donde estaba ni de donde venia. Fue entonces cuando el terror y las imagenes gores desaparecieron de mi mente, pero fueron reemplazadas por el terror de estar perdida en medio del bosque desconocido de una mansión abandonada.
No podía seguir el rastro de hojas revueltas que había dejado tras de mi mientras estaba cegada por el miedo, el viento soplaba cada vez mas fuerte y a esas alturas ya había hecho desaparecer cualquier indicio que me pudiera llevar de vuelta a la cibilización.
Di vueltas sin saber hacia donde ir, sin saber que hacer. No llevaba el móvil encima, me había dejado la mochila en el salón de la mansión. Si chillaba nadie me oiría ya que lo mas probable era que me encontraba a mas de un quilómetro de la carretera mas cercana, y dos de mis compañeros de banda estaban en el hospital. ¿Que probabilidades había de que Lestat volviese a la mansión el día después de pelearse? ¿Y si el asesino volvía a su sanguinario "laboratorio de autopsias"? No, chillar no era la mejor opción.

Cerré fuertemente los ojos para tranquilizarme pero una imagen pasó fugazmente por mi mente.

Manos de pianista, delgadas y delicadas, con las uñas rotas, medio arrancadas en un vano intento de huir.
La inmaculada piel de las muñecas mancillada por la brutal marca de unas ataduras.
Los turgentes pechos de una joven virgen bañados en su propia sangre.
Un corte profundo a la altura del corazón...
Desalmado y enloquecido, el asesino había intentado robar el mas puro de los corazones: el que late por primera vez a causa del amor.







P.D.: Espero que os guste este fragmento algo mas gore, en todo momento he intentado no excederme, evitando herir la sensibilidad de nadie. De no haberlo conseguido, mis mas sentidas disculpas.
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