16 marzo 2013

The angels of darkness - 2

El sol ya se había escondido y la luna estaba ausente, mientras las estrellas la relevaban una noche mas, mostrando el sendero que conducía a la, ya familiar, mansión.
Nos encontrábamos en el gran salón, envueltos de viejos muebles de raída tapicería clásica y madera carcomida, echados en la vieja y polvorienta alfombra persa. Bloody tenia la cabeza apoyada en el vientre de Demon, con el rostro manchado de sangre del mismo. Ella se lamió la comisura de los labios y dijo:

- ¿Que os parece una visita al club?

- ¿Que pasa, Bloody, no soy suficiente hombre para ti?

- ¡¿Pero que dices?! Sabes que tu sabor me encanta pero no puedo tomar de ti tanto como desearía.

- Ultimamente bebes demasiado, ¿que tal si pruebas a contenerte durante un par de días? ¡En vez de solo nosotros! -dije yo a modo de protesta.

Hacía un par de semanas que la única que probaba la sangre era ella a pesar de que todos nos moríamos de ganas de tomar aunque fuese un sorbo.
Yo empezaba a sentir el mono de sangre. Cuando mi madre se había cortado haciendo la cena tres noches atrás, me tuve que obligar a salir de la habitación para no ir corriendo a lamerle el dedo. Además, empezaba a ver a mis mascotas desde otro punto de vista mas... comestible.
No probábamos la sangre pero tampoco parábamos de verla por culpa de Bloody. No era justo, o todos, o ninguno.

- ¿De que te quejas? Sois vosotros quienes decidisteis intentar aminorar la marcha, yo estoy contenta con la cantidad de sangre que tomo, no intento cambiar como soy... pero vosotros si. No tengo porque hacer lo mismo. Somos un grupo, no una sola persona.

- Nunca aprenderás. - dijo secamente Lestat.

- ¿Que quieres decir con eso, eh!? ¡Jamas dices nada excepto cuando deberías mantener esa bocaza cerrada! ¡Maldito fantasma!

Bloody se levanto de un revuelo y se echo encima de él, atacándolo con garras y dientes, como una fiera salvaje que se siente acorralada.
Ese día descubrimos que Lestat era un experto luchador, pero de ninguna modalidad determinada, atacaba y dejaba fuera de combate del modo mas ruin y sucio que jamas había visto. Esos brazos que segundos antes habían parecido flacuchos y sin musculatura suficiente para levantar siquiera el bajo que tocaban, se veían mortíferos, capaces de inmovilizar y estrangular al mas bravo de los tigres.
Ella no tenia nada que hacer contra su rival. Bloody era mas bien pequeña y, a pesar de que los músculos de todo su cuerpo destacaban bajo la paliducha piel, no ocupaba ni la midad que él.
Mientras él intentaba dejarla cao o apresarla entre sus larguiruchos dedos, ella saltaba a su espalda agarrándose del rubio pelo del chico, arañándole la cara, pataleandole los riñones y el estomago.

Tras destrozar algunos muebles y perder mechones de pelo y trozos de sus vestimentas, Lestat le asestó, a Bloody, un certero puñetazo en la caja torácica y esta se desplomo en el suelo gimiendo de dolor, con la respiración entrecortada y una mueca de agonía en su rostro.
El chico, orgulloso de si mismo, miro con total seriedad a su abatida contrincante, cogió el estuche en el que se encontraba su bajo y se fue, pero no sin antes decir:

- Que paséis una buena  noche... en el hospital.

Y solo entonces se permitió mostrar un amago de sonrisa en ese frío rostro que, durante toda la pelea, había mantenido la compostura.








P.D.: Se que hace siglos que colgué la primera parte pero he estado super ocupada estos dos últimos años. Además, tengo un libro más abanzado entre manos y estoy deseando acabarlo, así que mi tiempo libre lo utilizo para finalizarlo. Os prometo que hoy mismo me pongo manos a la obra con la continuación de esta segunda parte.
Espero que os guste. Hasta la próxima y muchos mordiscos para todos.

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