24 enero 2014

The angels of darkness - 11

De nuevo mi vida parecía desmoronarse, ¿porque me pasaba aquello a mí?
¿Aquellos asesinatos tenían un propósito? ¿Querían destruir todo lo que tenia relación conmigo?

Primero el asesinato en la mansión donde me reunía con el grupo para tocar, y ahora eso.
Mi madre brutalmente asesinada en el jardín de nuestra casa. Nuestro refugio destrozado por la furia y el horror. Esta vez no saldría corriendo, no huiría, me mantendría firme, por mi madre. Pero no podía impedir que las lágrimas corrieran por mis mejillas.

(Espero que me entendáis si decido que, por respeto a la memoria de mi madre, no os relataré los detalles del estado de su pobre cuerpo echado en la hierba.
Y volviendo a la historia que iba contando...)

A los veinte minutos de llamar a la policía, ya estaban en casa tomando fotos de los escenarios en  los que había ocurrido la acción y cogiendo muestras que pudieran delatar al asesino. Una vez finalizado ese trabajo, recogieron el maltrecho y desfigurado cuerpo del suelo y se lo llevaron para hacerle la autopsia. Me tomaron declaración, me dieron el pésame y se fueron.

Entonces fui plenamente consciente de todo lo que acababa de pasar y un profundo sentimiento de soledad me invadió. Entre sollozos, saqué el móvil del bolsillo trasero del pantalón y teclee de memoria el número de teléfono. A los cuatro toques un hombre contestó, en su voz se percibía la preocupación ya que yo jamás le llamaba a menos que fuera muy importante e imprescindible. De fondo se oían las voces amortiguadas de su mujer e hijos. Alegres. Ignorantes. Le conté lo ocurrido, sin mucho detalle y el silencio se hizo al otro lado de la línea. Cuando se sobrepuso a la noticia prometió que vendría a recogerme y que me acogería en su casa tanto tiempo como hiciera falta.
No nos dijimos mas, tampoco hizo falta, éramos hermanos y sabíamos que nos queríamos, que siempre estaríamos el uno para el otro.


Los siguientes días los pasé en la habitación de invitados de la casa de mi hermano, bajo la preocupada mirada de él y su mujer. Según ellos yo era una niña, que no debería haber vivido semejante aberración. Y no se equivocaban del todo... Pero mi hermano y yo solo nos llevábamos seis años, aunque era verdad que en nuestras vidas y maneras de ser había una gran diferencia. El había asentado la cabeza pronto, por eso con 25 años tenia un trabajo fijo, una mujer maravillosa, un hijo y una hija, mellizos. En cambio yo me peleaba con los estudios, no hacia nada bien y ni de coña tenia una pareja estable.

Pero no le envidiaba, sin la mitad de su responsabilidad yo ya me las apañaba de maravilla para meterme en problemas.






¡Pues ala! Que os aproveche. No me apetece escribir mas y tampoco se muy bien como seguir para llegar a mi próximo objetivo. Tengo que dejar reposarlo hasta mañana y entonces ya vere.

¡¡¡Mordiscos para todos!!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Create your own banner at mybannermaker.com!