05 marzo 2017

The angels of darkness - 21

- Esta bien, mi nombre es... Velkan. - Dijo sin ganas pero con cierto tono orgulloso -. ¿Ya está más tranquila? - Hizo una pausa teatral y prosiguió con su monologo -. ¿Se da cuenta de que, aun cuando le he dicho mi nombre, no sabe nada de quien soy o de donde esta? Debería pensar más en que preguntas son importantes, para enfocar sus esfuerzos y conseguir una información que realmente le sea útil. Pero cada cual es dueño de su tiempo y de que decide hacer con él...

No se como lo hacía pero cada vez que abría esa bocaza suya, me hacía reflexionar, incluso replantearme seriamente, sobre como podía ser que no hubiera caído en la cuenta o sobre como rebatir sus ultimas palabras sin parecer la mocosa que en realidad aun era.

Sí, al fin y al cabo, seguía siendo una niña... A pesar de todo lo que había vivido ultimamente, era una cría, perdida y asustada, que intentaba permanecer fuerte e impasible a todo lo que ocurría a mi alrededor. Pero no iba a dejar que él se diera cuenta.

- Si cree que eso es esforzarse, Velkan, es porque no me conoce.

Una extraña sonrisa apareció en su rostro y sus ojos reflejaron, fugazmente, sus pensamientos con claridad. Casi demasiado fugaces como para entenderlos o captarlos. Casi.

Pero si algo se me daba bien, en ese condenado y absurdo mundo, era interpretar las leves muecas de los rostros, por muy desconcertantes que fueran sus propietarios.

Y Velkan había dejado que una sombra de temor se adueñara de su semblante. No sabría decir con certeza que temía, no se me daba tan bien, pero podía deducir que se debía a que empezaba a ser plenamente consciente de que no sería fácil doblegar mi voluntad a su antojo.

Era algo que yo tenía cada vez más claro, mi esfuerzo lo emplearía en permanecer fuerte y fiel a mi misma ante Velkan o cualquier otra persona que intentara someterme. Lo podían intentar pero no lo conseguirían por más esmero que pusieran en ello.

El silencio se instaló entre los dos, como si la fiereza de mis pensamientos hubiese traspasado los muros de mi mente. Permanecimos en la misma posición, frente a frente, yo de pie y el recostado en la hierba, aparentemente despreocupado, a la sombra del castaño. El viento mecía las grandes hojas del árbol y los rayos de sol aprovechaban cada ocasión que tenían para alcanzar el rostro de Velkan, dibujando formas abstractas en su pelo cobrizo y arrancando destellos de sus ambarinos ojos, que habían borrado toda sombra de emoción. Ahora permanecían impasibles, como de costumbre.

El jardín parecía hablar, todos los sonidos unidos para transmitir la ligereza de la que carecía aquel momento. Los revoltosos pajarillos persiguiéndose los unos a los otros entre las ramas de arboles y arbustos, el gorgoteo de las fuentes, el silbido del viento y el murmullo de las hojas. Todos componían una sinfonía etérea y distendida, totalmente opuesta a los sentimientos que flotaban en el aire entre Velkan y yo, que se habían ido tensando a medida que nuestro silencio se prolongaba en el tiempo.

Mi estomago se encogía, temiendo que algo estallara en esa tensión en calma. Pero mis hombros no se undían bajo la mirada fija de aquel hombre, que me mantenía a su merced y a la vez respetaba mi persona.

Un abrupto suspiro se escabullo entre mis labios, y ese liviano sonido disipó la tensión que tan real había sido un instante antes.





Espero que os guste.
En breve publicare el siguiente fragmento de "The angels of darkness", puesto que ya estoy trabajando en él.

¡Muchos mordiscos a todos!






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