19 junio 2015

The anges of darkness - 14

Desperté desorientada, no había sido un sueño placentero sino más bien como si hubiera cerrado los ojos un segundo y al siguiente los hubiera abierto. A mi alrededor todo estaba en penumbra y olía a cerrado. Tardé un rato en darme cuenta de que estaba tumbada sobre algo mullido y suave. Me incorporé apresuradamente y descubrí por las malas lo mucho que me dolía la cabeza. Volví a caer encima de la mullida superficie que parecía ser una cama.

No tenia nada claro lo que había pasado ni donde podía estar, solo recordaba el miedo que pase en casa, siendo perseguida por... ¿una sombra? Estaba claro que había recibido un fuerte golpe en la cabeza, todo me daba vueltas, impidiéndome pensar con claridad.
En un intento por avanzar entre la espesa niebla que turbaba mis pensamientos, hice una lista de prioridades. Antes de nada tenia que hacer un reconocimiento de mis posibles heridas, después debía investigar donde estaba para, finalmente, organizar una fuga o lo que fuese necesario.

De heridas andaba bien, el golpe solo había provocado un chichón en la sien izquierda y a parte de algún rasguño en las manos, estaba bien. Así que pasé a la fase dos: reconocimiento del lugar.
Tras dar un par de vueltas, medio a tientas, encontré una ventana tapada por espesas cortinas. La débil luz de un día nublado me mostró una habitación lujosa, decorada con muebles antiguos y paredes pintadas simulando plantas selváticas. Todo se veía muy bien conservado, no como la mansión donde tocaba el grupo.
Las grandes puertas del dormitorio, que prometían una vía de escape hacia el pasillo, estaban cerradas desde fuera, la otra puerta daba a un baño sin ventanas y la única otra opción era la ventana de cristales semitransparentes que me impedía ver lo que había al otro lado. Esta no tenia ningún sistema de apertura y eso reducía mis opciones a una: romper el cristal. Justo cuando me decidía a coger una silla para reventar la ventana, oí que giraban una llave el la puerta, así que me armé con la silla pegando mi espalda contra la pared y esperé. La sorpresa que me llevé no fue pequeña.

Lestat entró con una bandeja llena de comida y la dejo encima de la mesa de comedor que se encontraba en medio de la habitación. Tan solo posó su mirada en mi un segundo y después se fue por donde había venido. Estaba tan perpleja que ni siquiera se me ocurrió preguntarle donde estaba o porque me había secuestrado. Tan solo me quedé allí con la silla en alto, amenazando con pinchar con las patas a quien fuese que entrara.
"Fantástico Lacey... seguro que lo tienes aterrado" pensé.

Me acerqué con precaución a la mesa donde había dejado la bandeja. Esta estaba llena de manjares cuidadosamente colocados en platos refinados. Me llamó la atención un brillo dorado, unos cubiertos asomaban por debajo de la servilleta más sofisticada que había visto en mi vida. Me habían dado un cuchillo bien afilado sin siquiera dudarlo. Quedaba claro que a su entender no era ninguna amenaza ya que ponían a mi alcance y sin vigilancia un arma en potencia. No sabía si ofenderme o alegrarme por su descuido.
Comí algunos pastelillos de frutos rojos, bebí agua y esperé detrás de la puerta, cuchillo en mano, a que Lestat volviera para recoger la bandeja.

Pasaron un par de horas y nadie llegaba, cansada de estar de pie me senté en el suelo, siempre preparada para atacar en cualquier momento. En ese momento la puerta se abrió y, sin darle tiempo de reacción, salté sobre Lestat lista para clavarle el cuchillo en la yugular. Él, sin esfuerzo alguno, se zafó de mi ataque y de un solo golpe en el mismo sitio que la vez anterior, me dejo inconsciente.





Espero que os guste. No tengo un día muy inspirado... pero tampoco es de los peores.
¡¡Me pondré a escribir la continuación inmediatamente!! =D

Muchos mordiscos, colmilleros!!!

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